Para todos los amantes del ciclismo, una bicicleta es la más importante compañera de ruta. No sólo la comodidad del trayecto, sino la propia integridad física, depende de su buen estado. Aquí encontrarás las claves para tenerla a punto.
Consejos para la preparación de la ruta
En primer lugar, claro, es necesario pertrecharse de las herramientas necesarias para el proceso. Un kit básico será suficiente: destornilladores (planos y de estrella), llaves (de tubo o allen), tronchacadenas, al menos una llave inglesa, alicates, etc. Una vez con ello, a dar la vuelta a la bici y… ¡manos a la obra!
Empezando por las ruedas, hay que asegurarse de que tengan una presión correcta, así como de que la estabilidad de nuestros radios sea aceptable. Limpiar el área sobre el que incide la zapata ahorrará molestos ruidos y mejorará la frenada.
Siguiendo por la cadena, y teniendo en cuenta la importancia de la misma para el correcto funcionamiento de la bicicleta, hay que prestar especial atención a la hora de limpiar los restos de barro y grasa resecada. El tronchacadenas permite retirar eslabones sueltos. Para terminar, un buen engrasado la dejará como nueva.
Asimismo, limpiar concienzudamente los piñones y el plato de aceite y fango es muy útil. Un destornillador o cualquier otra herramienta relativamente punzante será de gran ayuda, y los dejará listos para el demandado engrase.
Por último, los frenos constituyen la zona más crítica en lo que a atención en el mantenimiento se refiere; de ajustar bien las zapatas a su correcta posición con un tensor puede depender nuestra salud. Si se detecta que las zapatas están excesivamente desgastadas, lo más recomendable es cambiarlas por unas nuevas.
Como habrás podido ver, poner a punto una bicicleta de carretera no es una tarea tan difícil como pudiera parecer. Al contrario, no sólo reporta enormes beneficios en lo que a seguridad y disfrute se refiere, sino que puede resultar hasta divertido.